De nuestra pequeña bodega familiar salen vinos auténticos, de variedades autóctonas casi desaparecidas. Vinos nada casuales, que desde el origen son una total reivindicación. De la identidad del terruño, de las características de la variedad y de nuestra personalidad como viticultores y enólogos jóvenes. Con respeto al medio ambiente y la mínima intervención en bodega, revivimos nuestra historia familiar y venimos a sorprender, desde Ontinyent, un pueblo valenciano de interior, al resto del mundo.
Reivindicamos la identidad del terruño, con su flora, su fauna y toda la vida que le pertenece, las características de las variedades locales y la personalidad del agricultor. La tierra para quien la trabaja, el vino para todas.
Un homenaje a la tradición popular, a la familia, a las variedades autóctonas y a los agricultores que las han mantenido en el tiempo. Una mezcla de sabiduría y actitud, desde el respeto por lo que fue y lo que será el vino. Con un proceso sostenible y ecológico.
Rescatar viñas antiguas de variedades autóctonas como el Bonicaire, la Merseguera y el Monastrell para que el patrimonio vinícola de Ontinyent perdure en el tiempo. Porque la historia está para ser contada, y el vino para recuperarla.
“Si se tratara solo de hacer un vino más, no me dedicaría a esto. Con mi trabajo busco rescatar la historia vitícola de Ontinyent, modernizándola y dándole la importancia que se merece, pero sin olvidar que estoy aquí y vengo a sorprender”. Gabriel Sanchis
Para nosotros la clave está en respetar esa tierra, con todos sus elementos, y esa uva que crece allí y no en ningún otro lugar. Conseguimos un vino honesto con la mínima intervención. Sin compromiso todo queda en nada.
No vull fer verema a França, ai mare!,
Jo vull treballar ma terra, ai mare!.
Jo vull treballar ma terra.Ovidi Montllor
Ontinyent, al sur de la provincia de Valencia, tiene un microclima único. Un suelo que va cambiando palmo a palmo. ‘En cada bancal una misma variedad local logra matices muy diferentes’.